miércoles, 25 de septiembre de 2013

el té.

El color del té me hace acordar ese día.
Tantos días que recuerdo con el color del té y de las cosas. Pero el té lo hace especial.

Era invierno. Junio o Julio, no me acuerdo bien. Hacía frío, pero no tan desagradable. Aunque sabías que para mí cualquier frío es abrumador. Me invitaste a tomar un café, pero te acepté un té. Tenía puestas mis zapatillas Krial negras, rotas; el mismo jean de siempre con un par de usos sin lavar; mi buzo negro que dice GAP y me quedaba gigante. Creo que tenía una cartera negra. El pelo todavía me llegaba a la cintura. Te gustaba mucho mi pelo. Yo lo odiaba. Nos encontramos en la estación de Moreno. Estaba media perdida porque estaban reconstruyendo todo. Nos mandamos a cualquier lado.

Fuimos al café. Creo que habías pedido un frappé para los dos. Así de rata eras. Sos.
Dejé que lo tomés vos. El te que me prometiste nunca me llegó.
Te miré tomar el frappé. Me preguntaste si pasaba algo.
"No, no pasa nada".
Cuando lo terminaste, salimos al viento frío. Dijiste que nos escapemos.
El corazón me latió fuerte. No sabía qué hacer. ¿Estaba segura?
No se si lo estaba, pero fuimos.

Tomamos el tren sentados. Hicimos todas las estaciones y caminamos rápido para no perder tiempo. Sabíamos qué iba a pasar.
Y pasó.

Pasó como cualquier cosa. Llegamos sin hacer ruido. Subimos y nos revolcamos en tu cama.
La ropa quedó en la silla de tu computadora. No la pasé bien. No supiste cómo hacerlo. Cómo hacerme sentir bien y cómoda.
Me sentí estúpida.
Me sigo sintiendo estúpida de haber hecho lo que hice.
Pero pasó. 

Después de todo, ese día nunca existió. Ni el té que tomo todos los días.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Beatlemanía.

Escuchá, ahí empiezan a tocar. Acordate que cuando empieza, tenés que cerrar los ojos: me dijeron que si los cerrás, se siente como si fuesen ellos.

Y sí. Eran ellos. Era como estar en 1960, escuchando a John, Paul, George y Ringo tocando en vivo.

Casí lloro de alegría. Escuchar la primera nota de A Hard Day's Night abriendo el show fue hermoso. Una sensación indescriptible. Es como tener la felicidad entrandote por los oídos, dibujándote una sonrisa que sólo la música dibuja. Pero no cualquier música. La música de The Beatles, siendo covereada por The Beats, la mejor banda Beatle del mundo.

No podía creer que estaba ahí. Estaba viendo a los mismísimos Beatles tocar. Quedé enamorada de los cuatro. Tocaron según las épocas. Primero entraron con trajes, bien formales. John entró con la guitarra de corpiño y la armónica en esa estructura que le cuelga del cuello. Tocaba con movimientos pélvicos y patiabiertos que no me voy a olvidar. Era John Lennon. Paul era muy parecido, también. Tocaba el bajo como zurdo, algo que me llamó la atención poderosamente. O sea, no pensé que hasta en eso iban a ser iguales. Juro por Zeus que tocaba igual que Paul McCartney. George. George era igual. Hasta su forma de saludar al público, de hablar, de tocar. Era mi Georgie. Cuando terminaban las canciones de la primera época saludaba al público, bailaba. Lo amé, me quedé encantada. Ringo no era tan parecido, pero ese tic de mover la cabeza tocando la batería estuvo constante.

Después, se calzaron los trajes de Rubber Soul. Fue una lástima que sólo hayan tocado In My Life de Rubber Soul. Infaltables fueron los trajes de Sgt. Pepper. Y, por último, fueron los trajes de Abbey Road en John y los trajes de Let It Be en George, Paul y Ringo. Insisto, en cada cambio, eran iguales.

Por ahí no recuerde los temas que tocaron bien bien, pero estos fueron algunos: A Hard Day's Night, I'm A Looser, She Loves You, Twist And Shout, Day Tripper, I Saw Her Stangind There, Eight Days A Week, All My Loving, I Should Have Known Better, If I Fell, I'm Happy Just To Dance With You, Can't Buy Me Love, Help!, Yesterday, In My Life, Got To Get You Into My Life, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (ambas versiones), With a Little Help From My Friends, Lucy In The Sky With Diamonds, Magical Mystery Tour, Penny Lane, Strawberry Fields Forever, Hey Bulldog, Back In The U.S.S.R, Ob-La-Di, Ob-La-Da, While My Guitar Gently Weeps (ME ENCANTÓ), Birthday, I Wanna Hold Your Hand, Hey Jude, The Ballad Of John And Yoko, Come Together, Here Comes The Sun y Get Back.

Por ahí se me escapó alguna que otra, pero redondeando esos fueron los temas. Fue algo genial, orgásmico. Personalmente faltaron temas como Love Me Do, Roll Over Beethoven, I Wanna Be Your Man, And I Love Her, Let It Be, I Am The Walrus, Taxman, Drive My Car, Yellow Submarine y All You Need Is Love. También, otros temas más que me hubiese encantado que toquen, pero de los más conocidos, esos.

Yo les juro, viviría esa experiencia mil veces más y todas las que sean necesarias. Fue como un viaje de $370 a los '60. Ver revivir a los mismísimos Beatles de la música en ellos. Tengo que admitir que estoy orgullosísima de que The Beats sea una banda de nacionalidad Argentina reconocida mundialmente. Me llena de orgullo tener a los clones de The Beatles. Fue hermoso verlos. No voy a parar de repetirlo. Creo que es lo que mejor invertí en mi vida. A pesar de que la plata estaba destinada a otra cosa, pero es como quien dice: 'la plata va y viene' y esta oportunidad no se cuándo vuelva a presentarse.

Y para todos los que intentaron pincharme la ilusión, quiero que sepan que fue lo mejor que me pasó. La pasé mucho mejor que en cualquier lado con dos personas más. Por más que la garganta me joda, fue lo mejor ir a gritar todos los temas, gritarle a George que lo amo, y todo. FUE HERMOSO.

Gracias por leer. La Beatlemanía todavía vive.

jueves, 19 de septiembre de 2013

"El futuro llegó hace rato"

¿Llegó? Sí. Para vos, para mi, para todos. Y pasó. Recién. ¿No lo viste? Cierto, pasó recién cuando me di vuelta a ver qué hacía mi viejo atrás. Pasó recién mientras seguía sonando Todo Un Palo de Los Redondos. Pasó recién cuando el torrent iba unos KB menos de lo que va ahora.
Voy a cambiar de disco. Empezó de nuevo. Me aburre escribir con algo que ya escuché.

"Ay, ay, ay, qué risa le da"

Me da risa. Me da risa Luzbelito y sus sirenas. Pero no se si tanto como a ella. O el. ¿Qué sexo es Luzbelito? Por ahí es hermafrodita y nosotros no lo sabemos. Qué boludeces digo. Cuando habla de la lágrima, me hace acordar a la cebolla. La cebolla me hace llorar más que cualquier cosa.
¿Luzbelito llorará por la risa que le da llorar con la cebolla?

No tiene sentido empezar (o cortar) cada párrafo con una frase de una canción. Una canción que no tiene significado. Ni sentido. Una canción que refleja ficción. Una ficción que nos encanta y escuchamos una y otra vez.

Un tema instrumental también representa una ficción. Por lo menos para mí. Sino, ¿qué son los 10 minutos restantes de Moonchild? ¿Qué son todos esos minutos instrumentales de 21st Century Schizoid Man? ¿Eh? Representan lo que nosotros queremos que representen.

El olor a pizza no se siente todavía. Y mi vieja no tiene tomate para la pizza. Y todavía tengo los ojos hinchados.
Hinchados de llorar por la cebolla. La misma cebolla que hizo llorar a Luzbelito.
¿Las sirenas de Luzbelito lloran con el? O ella.
¿O será que las cebollas, las sirenas y hasta el o la mismísimx Luzbelito son ficción?

Queda a criterio de uno. Lo voy a consultar con una pizza sin tomate.

martes, 17 de septiembre de 2013

Quiero saber quién me lee. Nada más eso. Porque, de onda, es raro que lean. Media pila, hágan a Carla feliz <3
Yo se que no es lo original, que no es lo mismo, que no son los '60.
Pero si yo tengo ganas de ir y gastar $370 en una entrada para ver una banda tributo, que no quepa duda que lo voy a hacer.
De entrada yo supe que no es lo mismo, pero el día que escuchen cómo suenan, no van a decir lo mismo.
Y porque me vengan a decir que no quieren que vaya, YO EL VIERNES 20 DE SEPTIEMBRE VOY A IR AL COLISEO A VER A THE BEATS.

Fin del comunicado.
Comería los fideos con salsa que me prometiste después de coger todos los días de mi vida.

domingo, 15 de septiembre de 2013

¿Quién sos, lectorx nuevx?
Hola, revelá tu identidad. Tengo que decirte que te amo.
Ne, mentira. Sólo quiero saber quién sos y yy yy yy yyyy  yy y

sábado, 14 de septiembre de 2013

ke.

No, no estoy deprimida. Tampoco tengo ganas de llorar. O por ahí si. No se ni cómo estoy. Es como que el día no ayuda. Se que debería estar feliz. Gasté $370 en una entrada para ver a The Beats. Y porque yo quise. Siento que me estoy volviendo una persona materialista. Siento que la plata, ese pedazo mugroso de papel con valor o las cosas me hacen feliz. O por ahí es algo más relacionado a lo que es el saber. O no se.
Yo estaba feliz. Hasta comí pizza. Estaba feliz. Tengo que estudiar y no quiero. Desaprobé otro trimestre y mis viejos me van a fajar. Usé la plata que estaba destinada al regalo de alguien. Entré a fotolog. Me acordé de mil cosas. Vi como toda la gente se va por los cambios. UN CAMBIO.
Yo también me fui. ¿Cómo quedarme con un cambio tan poronga? Nadie se quedó. Pero era una comunidad tan linda. El frío me la seca. Me acordé de tanta gente que conocí ahí. Un monton de gente pelotuda. Pero copada. Podía flasharles cualquier verdura y me la iban a seguir. Toda esa familia de frikis pelotudos con olor a caldo. Era lindo, qué se yo. ¿Por qué tan chotos los recuerdos? No se. Ni siquiera se por qué escribo esto ahora. Encima en el blog. El blog también me trae recuerdos. Pero no tantos como el fotolog.
Creo que lo que más me chocó fue encontrar a una piba que estaba más fumada que yo. Era fanática de los lobos, me acuerdo. Era rara, pero copada. Un fotolog muy particular tenía. Me encontré con su cuenta y descubrí que está estudiando ruso. RUSO.
Por si no se sabe, estudiar ruso es mi sueño. El ruso es tan hermoso. Rusia en si. Esto me hace acordar que me compré una revista de la segunda Guerra Mundial que tengo que leer. El álbum que escucho no ayuda mucho, creo. Ya estoy pensando que a la noche me voy a clavar un maruchan porque mi vieja no va a cocinar.


Quiero aprender ruso.
Quiero viajar a Rusia.
Quiero saber sobre Rusia.
Mi coneja se va a llamar Rusia.
Rusia, ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Llegué.
Tengo la nariz roja. El frío me la dejó así.
La casa está cálida. Las estufas están prendidas.
La penumbra me señala las sábanas en las sillas para doblar.
No quiero doblarlas. Son de dos plazas. Y yo tengo una.
Miau, miau. La gata no comió en todo el día.
No hay comida, no hay nada. No quiero comer de nuevo un Maruchan.
Café. El café siempre está. Siempre se deja hacer.
El silencio. El silencio se rompe con los sonidos de la gata masticando
y 21st Century Schizoid Man en los 03:50 minutos.

Quiero que vengas. Tomemos algo caliente.
Apaguemos las estufas. Abriguémosnos entre los dos.
Cerremos las cortinas. Apaguemos las luces.
Escuchemos King Crimson.
Démosle de comer a la gata,
porque odiamos los perros.

No llegás. No vas a venir.
No se por qué te espero.
No se por qué cuento días.
No se por qué te pienso.
No se por qué no hago el café.

Cuando llegues, entrá. La puerta está abierta.
Prendé las luces. Oops, no doblé las sábanas.
La gata quiere más comida.
¿Dónde estoy?
El café quedó adentro del microondas.
Seguro se entibió. O ya está frío.
No se, decime vos.
¿Me buscás?
Estoy en mi cuarto. Recién salí de bañarme.
Me olvidé de pasarme cremas. Perdón.
Entrá. La puerta sigue abierta.
Cuando entrés, me vas a encontrar.
Desnuda.
Con frío.



Te espero escuchando Moonchild.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Yo se que quiero amanecer
al lado tuyo
en una cama de dos plazas con sábanas blancas, cuatro paredes lisas, ropa en el piso, cajas de Philips Morris, cenizas y aire entrando por la ventana.
Después, levantarnos a desayunar el té de limón que tanto te gusta
y ver Amelie
hasta quedarnos dormidos de nuevo.
Y volver a empezar todo de cero.
Afuera las nubes cubren el Sol. Hubo un intento de lluvia que no duró mucho. No la pude apreciar. ¿Por qué se acostumbra comer tortas fritas cuando llueve? Encima nos quejamos de lo gordxs que estamos y comemos igual. A mi me causan amor. Son redonditas, esponjosas, grasosas, amorosas.
Mi vieja les pone rayadura de limón. Les da un toque especial, ¿saben? A mi me encantan.
Las tortas fritas hacen juego con mi gordura. Con mi celulitis.
Las tortas fritas no hacen juego con mis zapatillas amarillas.
O con mi remera de los Sex Pistols que le robé al hermano de una ex-amiga.
(Cabe aclarar que nunca escuché a los Pistols, pero nunca es tarde)
O con mi pelo mojado, recién salida de bañar.
Las tortas fritas no hacen juego con nada.



Tampoco con la lluvia.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Y acá estoy, escuchando orbitando
como todos los jueves a las nueve en punto de la noche.
Y vos conectado.
¿Qué hacés? ¿Puedo meterme en tu presente?
Quiero pedir un tema en orbitando.
Necesito un empujón, soy tímida.
Si lo pasaran, te lo dedico.
Ahí me animé, ¿la pasaran?
No se, como no se muchas cosas.
Yo se que quiero ser.
Quiero ser tu puta,
como me lo pediste.
Quiero ser tu Amelie,
como me dijiste
¿Te acordás?
Porque yo sí.

martes, 3 de septiembre de 2013

Blanco.

Blanco. Qué lindo color, ¿no? El color más puro. Más inocente. Más vulnerable
Creería que es el color más lindo. El que más usamos. Y el que más odiamos.
El blanco nos genera una detención. Más que nada a los artistas. La hoja blanca, pura, nos detiene. Nos deja perplejos. Nos hace parar dos segundos eternos a pensar algo. Un algo para convertir, transformar, hacer, plasmar. El blanco es la pureza que se decide marcar. Pero
¿Cómo marcarlo?
¿Cómo mancharlo?
¿Cómo dejar una huella?
¿Cómo hacer impuro al más puro de los colores?
Es algo que se debería pensar más de dos veces. A pesar que manchamos el blanco como el también mancha nuestra vida.
Blanco. Blanco como las nubes que mancha el celeste del cielo.
Blanco como alguna vez fueron los dientes.
Blanco como la leche del desayuno que manchamos con chocolate en polvo.
Blanco como la esclerótica, que ahora es roja de tanta depresión.
Blanco como el vestido veraniego que jamás volviste a usar.
Blanco como el pantalón que te arriesgaste a usar estando indispuesta.
Blanco como el liquid paper que usás constantemente para corregir los errores sobre el blanco.
Blanco como la tiza.
Blanco como la Cocaína.
Blanco como el mismísimo blanco.
Entrada vacía.

lunes, 2 de septiembre de 2013

¿Qué se siente?

¿Qué se siente vivir? ¿Te lo preguntaste alguna vez?

Lo dudo. Porque vivimos todos los días. Y todos los días los pasamos como si fuese normal.

¿Qué se siente morir? Esta seguro que te la preguntaste en algún momento de mirar al techo en la cama, filosofando.

Creo que cuando estemos muertos, lo que más vamos a desear es vivir. Y, seguramente más de una vez, habremos deseado estar muertos en vida. No se ustedes, pero yo sí.

Llega un punto que tenés que preguntarte '¿Qué se siente?' ante, no se si todo, pero casi todo.

Pensar que estoy escribiendo esto a raíz de que hoy encontré una frase.

"Vomitar es sano. Como hacer el amor."

¿Qué sentís al leer esa frase? Seguro que el 'hacer el amor' ya te llamó la atención, ¿no?

Lo de vomitar, dejalo. Pero la frase en sí, es hermosa. Está en cada uno encontrarle lo lindo. Como también lo feo, ¿no? Digo...

Pero, a todo esto, ¿sentimos? O sea, ¿realmente sentimos cuando sentimos? Los sentimientos pueden ser falsas alarmas cuando quieren. O cuando queremos, mejor dicho. Porque cada uno puede hacer de ese sentimiento, ese sentir, algo en nosotros.
Algo importante.
Algo lindo.
Algo feo.
Algo triste.
Algo feliz.
Simplemente algo. Porque, por más que los evitemos, están. Y los sentimos.

Así que, ¿qué se siente?

¿Qué se siente sentir?

¿Qué se siente estar vivo o muerto?

¿Qué se siente hacer el amor?

¿Qué se siente vomitar?

¿Qué se siente fumar un porro cuando estás deprimidx?

¿Qué se siente bajarte un atado de 20 Marlboro mientras llueve?

¿Qué se siente hacerte un piercing a escondidas?

¿Qué se siente compartir un tatuaje con alguien?

¿Qué se siente lograr tu cometido?

¿Qué se siente estar con la persona que realmente es para vos?

¿Qué se siente todo eso? ¿Qué se siente todo lo que te preguntás vos sobre esto?


No se. Pero cuando sepa, te digo.