jueves, 30 de enero de 2014

Estoy más harta. Harta es poco. Harta. Hartísima.
Harta de vos, vos, vos, vos y también vos.
Harta.
Harta de darte las explicaciones de lo que hago y por qué.
Harta de no poder hacer lo que quiero.
Harta de que no me dejes sentarme en Paradise con mis amigas a fumar.
Harta de que controles la cantidad de birras que me tomo cuando salgo.
Harta de verte como mi viejo.
Harta de tu pesadéz.
Harta de tus textos larguísimos, que no tengo ganas de leer.
Harta de que te creas todo.
Harta de tener que fumarme todas las malas juntas.
Harta de que no me dejes amar a una persona que no existe.
Harta de que seas tan cuida, vigilante y correcto.
Harta.
No lo soporto.
Quiero un cigarrillo, y no lo puedo fumar.
Quiero una birra bien fría, y no tengo.
Quiero dejar todo.
Quiero.

Harta de estar harta.
Quiero dejar de querer.

martes, 28 de enero de 2014

Estoy harta.
Hartísima.
Las explicaciones no las quiero, ni tampoco quiero darlas.
Dar dos pasos y dar 48 explicaciones.
No aguanto más.

El día está hermoso: nublado y con unas lluvias que duraron toda la noche y un poco a la mañana. Pero la gente no me ayuda. Nada me ayuda. Mi cumpleaños, o mejor dicho, la peor mierda.

Cuando pensé que todo iba bien, casi me largo a llorar en la pc. Llorar por pelotudeces, por un error, por un momento que nunca tuvo que haber existido. Algo lindo que terminó haciéndome sentir la más pelotuda, idiota, tarada, estúpida y demás. Yo no sé si voy a aguantar tanto. Me dolió. Me duele. Y me va a seguir doliendo. Soy tan pelotuda, tan estúpida. Creo tanto en la gente que no sé. No quiero más nada con nadie. Quiero VIVIR. Quiero no dar explicaciones por lo que hago, publico, digo, siento, todo.

Estoy saturada, y si me sigo saturando, me voy a terminar peleando con todxs. No quiero, pero voy a tener que empezar a hablar y hablar hasta que me quede sin nada para decir.

Voy a explotar y se van a ir todxs a la concha de su madre. Después no digan que no les avisé.