lunes, 26 de octubre de 2015

Cuando te fuiste, dejé que te vayas. No te pude retener. No querías quedarte. Me dejaste y te llevaste muchas cosas que me pertenecen. Te llevaste hasta mi inconsciente. Me dejaste con lo puesto y recuerdos en algún espacio. Te fuiste. Pero seguís apareciendo. Te veo en cada canción que escucho, en cada sueño que tengo, en cada capítulo que leo, en cada cuerda que toco, en cada rincón de mi cuerpo. Te proyecto aunque no lo quiera. No puedo secar los recuerdos frescos. No puedo sacarte. Sólo puedo pensarte bien.


Pero, ¿cuándo voy a estar del todo bien? ¿Cuándo vas a desaparecer de mi rutina? ¿Cuándo se van a secar los recuerdos? Es difícil y tengo miedo. Te fuiste y me dejaste con miedo. Me dejaste con lo que no pasó. Y no voy a poder hacer nada. Sólo limitarme y esperar que el viento cálido del Verano seque todo lo que está relacionado a vos y quede en algún espacio de mi ser con otros recuerdos. Con otras hojas que ya se cayeron del árbol que me conforma.

lunes, 5 de octubre de 2015

Hay días que te levantás con la cabeza acomodada y te caen la ficha de algunas cosas. Pueden ser para bien como para mal, dependiendo de quién y cómo las tome. Creo.
Considero que mi cabeza está estabilizada recién ahora. Tomó mucho, sí, pero llegó. No para quedarse, pero voy a disfrutarla y a mantenerla lo más que pueda.
A veces hay que dejar de ver ciertas cosas y enfocarse en otras. O directamente dedicarse a uno y a un reducido círculo de gente que te hace bien. La gente con mala leche sólo ocupa un contacto más en la agenda, un chat viejo de WhatsApp, unas fotos viejas de Facebook, un seguidor más en Twitter. No suman ni restan. Están. Y es mejor sacarlas.
No creo haber sacado a nadie, simplemente me limité a no ver lo que no quería ver. Y sirve. Funciona. Así me cayó la ficha. Así pasé a ser mi eje, el ombligo de mi mundo, lo mas importante.
Pero lo más importante que aprendí es que no vale la pena guardarle resentimiento, rencor, o como quieran llamarlo, a alguien. Eso habla de nosotrxs, y desearle algo malo a alguien no está piola. Reconocer que no fuimos lo mejor para otrx y que ese otrx está mejor ahora es una virtud. También lo es el contentarse por ver feliz a esa persona. En el fondo duele, o quizás no tan en el fondo. Pero es parte de querer, ser querido y dejar ir a lxs demás. Nada se puede agarrar en la vida. En fin de cuentas sólo nos quedan los recuerdos. Lindos y feos. Buenos y malos. Pero te ayudan a crecer, a abrir los ojos, a ser una persona mejor día a día, a tolerar, a desear el bien. No está garantizado que por eso nos pasen cosas buenas, puede que no, pero es lindo irradiar un poco de energía y deseos positivos. Es lindo contagiar algo lindo. ¿Quién sabe? Quizás llegue más gente que nos contagie cosas lindas y viceversa.


Sé y soy consciente que no acabo de hacer un comentario revolucionario, pero para mí lo es. Para mí es importante haber entendido eso. Y me gustaría que todes puedan entenderlo de una manera similar. Además, es lindo compartir una reflexión así de personal, así de importante.

Cuando decidamos nuestra unión, ¡ya no estaremos solxs!