lunes, 31 de diciembre de 2012

2012.

Siendo sincera conmigo misma, no fue un año de pelos. Tuvo sus cosas, pero si me pongo a pensar, fue más bueno que malo. Lo empecé para el ojete, de una. Pasar año nuevo con toda la familia y tu pareja, no es la que va. Se ve que fue parte de la mala suerte, qué se yo. A eso, se le suma la mala onda que me tiraron semanas antes de mi cumpleaños. Me molestó bastante que una persona se haya querido meter en mi vida. Pasó mi cumpleaños, una mierda, Carla vuelve a descansar. Empiezan las clases en el CASM, colegio de mierda. Todo muy lindo, 6 pendejas en el medio haciendo bardo que, después de un tiempo, se dividen en 4 y 2 más compañía. Yo me fui para los 4, eoeoeoé. No me disgustó el cambio, fue bueno. Todo bien, hasta que te acordás que cuando llegás a tu casa vas a tener a tu vieja tirandote mala onda por el flaco con el que estás y, después, cuando te conectes, vas a tener al flaco diciendote lo que tenés que hacer y repitiendo lo mismo. Boooom, estallo. Chau todos. Carla se cansó y habló. Ahí, en ese aspecto, el cambio empezó. Más salidas, menos gente que te rompe las pelotas. Vino mi ansiado corte de pelo, lo que me terminó de revolucionar. Creo que me dio un poquitito más de confianza en mi misma. Ni yo lo se. Y creo que hasta acá, el cambio concluyó. Fue todo para bien. Las cosas estaban empezando a ir bien para Carla.
Si hubo algo con lo que no contaba y no esperaba, era conocer gente re piola. Según una psicóloga, no dejo entrar a cualquiera en mi vida, selecciono bastante. Entre el filtro, no esperaba conocer a dos personas: Leo y Flor.
Primero, con Flor viví toda la vida. Convivimos en la misma cuadra pero jamás cruzamos una puta palabra. Eso va para mi, que me cuesta socializar desde 0 con alguien. Le tomé cariño muy rápido. Es como la hermana menor que no tengo y jamás voy a tener. Me gusta contarle experiencias y aconsejarla. La amo.
Dando vuelta por completo, yo me estaba convirtiendo en la hermana menor de otra persona. Bendito sea el TT '#NoSosDeMorenoSi'. No contaba con que me den follow, y ahí, conocer al mejor amigo que alguien puede tener. Leo es muy especial para mi. Llegué a tomarle cariño demasiado rápido. Y se lo tiene ganado. Siempre se da cuenta si estoy mal, o me pregunta si me pasa algo. Con Leo podría pasar todos los días sin aburrirme. Nunca pensé encontrar a una cuadra de mi casa a alguien con muchos gustos en común y un pensamiento parecido, en algunos aspectos. Pensé que era la única fallada del barrio (?). Y algo que me pone muy feliz, es que me haya llegado a dar tanta confianza como para que desvirgue a los discos de los Beatles! (?). En serio, fue un gesto muy lindo. Al igual que ir al cine y dejarse ser bombardeado por pochoclos escupidos. Ah, cómo olvidarse de los mates. Voy a ir a tomar mates más seguido, así le babeo todo el cosito negro de la mesa. Ay, Leo. Fuiste de las mejores cosas de mi 2012. Gracias ♥ Te amo, amiwi.
No solamente ellos dos formaron parte entre mis amigos del 2012. Amigos como los pibes de Mc, mis VSCM, la gente Twittera y los amigos sueltos, que no tengo en común con nadie, contaron mucho también.
Por parte de los chicos de Mc, gracias por hacerme pasas las mejores linyereadas en la verdeda del Mc o de Ciberland. Grandes tardes ♥
Por parte de VSCM, gracias por hacerme pasar las mejores mañanas en el CASM ♥ Sin ustedes, sería muy aburrido estudiar. Las amo.
Por parte de la gente de Twitter, gracias por levantarme muchas veces el ánimo, aunque no se den cuenta. A muchos no los conozco, pero siempre tiran buena onda en forma de tweet ♥ Los aprecio mucho.
Y último, gracias, más que nada, a Karen. La mejor amiga de toda la vida, mi hermana del alma. Cada año con ella es especial. Siempre para salir, para cubrirnos, para boludear, para fichar, para todo. Mejores amigas y vos ♥ Te amo con el alma, pelotuda.
Qué se yo. Ahora será otro año. Espero poder empezarlo mejor que este. Espero que lo que espero desde hace poco, todos los días, este 2013, se de. Espero que me traiga alguna que otra sorpresa (buena, eh (?)). En fin. Feliz año para todos.

Carla D. Pites. 31/12/3012 16.35 p.m.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Capítulo 3.

"El hombre no sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta."

Nunca supe que sería capaz de hacer las cosas que hacía por el. "¿Se lo tenía merecido?" me pregunto ahora. Hice lo que no hice jamás con otra persona. No lo podía creer de mi, una chica de 14 años. El me estaba siendo ser así. Lo que hacía por amor.

Tengo que admitir que no me disgustaba. Mucho no puedo quejarme. Pero fue tan raro. Varias veces estuvimos nerviosos porque nos descubrieran. Demasiado estúpidos. Hasta que me cansé. Uno se cansa de vivir siempre de lo mismo, de hacer siempre lo mismo. Estaba empezando a cambiar la forma de pensar y ver las cosas. Era hora. Pero, a todo esto, había algo en mi que me contradecía. Yo quería dejar eso, y a la vez no. Algo en mi quería seguir así. Qué estúpida. Para mejores (o peores, no se), todo iba a cambiar antes de mi cumpleaños.

Ella. Amiga desde hace mucho de mi vieja. Había que llevarle una invitación a la fiesta más horrible del mundo. Todo era risas, acompañadas de tragos largos de cerveza o vino, hasta que se pone a hablar la tipa esta.

No quiero acordarme de tantas cosas que me dijo esa mujer. En simples y cortas palabras: me derrumbó mi mundo. Me criticó por lo que me gustaba, criticó a mi novio, criticó lo que publicaba. Y lo peor, yo le di el pie para que lo haga. Terminé llorando, me acuerdo. Me hizo pasar vergüenza en frente de mis propios viejos. Eso me hizo odiarla. Dijo que lo hizo por mi bien. ¿De qué bien me hablás si estabas totalmente borracha y no tenías idea de lo que decías? Qué gente ignorante. Yo no le iba a dar el gusto, eso lo sabía
muy bien.

Para evitar algunas cosas, cerré mi cuenta en Facebook, cosa que nos hizo distanciarnos con el. Me perdí de varias cosas, también. Extrañaba eso. Intenté ser un poco inteligente y esquivar las persecuciones de la mina haciendo otra cuenta en Facebook. Adivinen. Sí, fue totalmente al divino botón. No se cómo hizo, pero lo encontró. Otra vez me hizo pasar vergüenza delante de todos. Cada vez sentí más y más rencor.
Fueron, exclusivamente, las peores vacaciones de mi vida jamás vividas. Solo que algo las hizo algo divertidas.

No fui solamente con mi familia, fui con mi prima. La persona más fiestera que conozco. Nos hicimos amigas de un chico, con el cual, las cosas se iban a tornar diferente. Un poco de alcohol, la noche, la diversión y nosotros. No pasó nada raro, pero creo que ese acontecimiento me marcó algo. Algo que se iba a demostrar un poco después del comienzo de clases.

Obviamente, lo que pasó esas noches, el jamás lo supo. Empecé a boludearlo.

martes, 11 de diciembre de 2012

Capítulo 2.

¿Qué iba a pasar a partir de ahora? ¿Cómo seguir con lo que yo misma decidí empezar? No sabía.
El paso más difícil fue hablar con mis viejos. Tenían que saberlo. Por suerte, no fue tomado tan mal. Eso era una buena señal.

Comenzamos a vernos todos los fines de semana. Era algo muy raro, me atrevo a decir. La primera salida fue muy rara. Es decir, andar de la mano, besarte con una persona que, hasta hace unos días, era tu amigo. Ninguno de los dos estaba acostumbrado, creo. Fue algo inexplicable. Pero no la pasamos mal.
Me acuerdo que mentí para poder salir con el ese día. Qué estúpida. Nunca se lo conté a el. No tenía idea de un porcentaje de las cosas que hacía en esa época.

Poco a poco, le empecé a tomar el gusto a verlo seguido. Venía a mi casa, salíamos por ahí, lo normal. Estaba completamente segura de que la relación iba a durar absolutamente nada. Por lo visto, tenía a la vida de mi lado. Era todo felicidad, sonrisas y todas esas pelotudeces que se le asemejen. Con tan corta edad ¿Por qué no serlo?.

En mi casa, era recibido como una persona importante: se limpiaba todo, tenía que estar todo ordenado, tenía que haber algo para comer a la tarde, todo. Si se quedaba a comer, se ponían los platos esos antiguos de porcelana que eran de mi abuela. Todo como si en mi casa estuviera el Papa o alguien así de importante. Cosa que, dentro de unos meses, cambiaría.
No era algo emocionante la relación. Era estar sentados la mayoría del tiempo en la computadora, como dos  idiotas. No sabíamos que hacer. Tenía que haber un cambio, el cual se dio por mis acciones.

- ¿Sabés algo? Ahora que lo pienso, nunca me...tocaste...-dije de manera muy nerviosa-.
- ¿Por qué debería hacerlo? Yo te tengo un cierto respeto.
- Me gusta que me respetes, pero también me gustaría que, a veces, rompas ese respeto. No se, digo...
- Jajaja, sos muy tierna diciendo esas cosas. Ay, ay, ay, las cosas que me pedís...
- Ya se, pero, que se yo, podrías...

El momento fue algo incómodo, pero por lo menos le di el pie a lo que llegó un tiempo después.

Una semana antes de llegar al primer mes, me visitó. Ya era costumbre: Sábados a las tres de la tarde. Ese día, nos habíamos quedado solos en mi casa. Fuimos a mi habitación. Nos acostamos. Lo que pasó en ese tiempo, fue mi primera experiencia sexual. Sí. No se cómo fue que me animé, pero ya estaba. Fue raro, pero parecía gustarnos a los dos. No quise tomarle el gusto, pero fue en vano. Cada tiempo libre que teníamos solos, tiempo que aprovechábamos. Eramos dos adictos a 'eso'. Sexo no se lo podía llamar.

Y acá es cuando la historia se empieza a poner entretenida.

martes, 4 de diciembre de 2012

Capítulo 1.

Hay veces que parece raro encontrarte con alguien que nunca viste personalmente. Eso fue lo que hice. No me acuerdo bien de la fecha, pero será hace unos tres años atrás. Yo, una boluda de corta edad. El, un tipo más grande que yo y un poco llamativo a mi parecer. Del día recuerdo unos fragmentos. Recuerdo que nos sacamos unas fotos, nos abrazamos, hablamos, reímos. Por alguna razón que desconocía, quería quedarme, seguir pasando el día con el. Me sentía como vacía, pero volví.
Era como un amigo cibernético. Yo moría por hablar, por lo menos, cinco minutos con el. Era obvio que de mi no iba a nacer. De el tampoco. Solamente hablábamos por grupos. Algo sinceramente triste. Pero, a todo esto, no sabía qué era eso que sentía. Era tan boluda que ni eso sabía. Pensar. Ponerme de acuerdo conmigo misma, lo que resultaba difícil. Eso que implica juntar todo y llegar a una solución con la que me pueda conformar. No se cómo lo hice, pero lo logré: Estaba enamorada.
Esa estupidez era lo que no podía ver, lo que me consumía. Era un paso más, pero ¿y ahora qué? Ya había descubierto lo que me quitaba el sueño, pero no sabía cómo seguir y/o cómo reaccionar ante eso. Nunca había estado así. Nunca me había enamorado. Y menos de una persona que me llevaba una cierta cantidad de años. Recurrí a una amiga cercana a los dos. Fue para peor. La terminé perdiendo, por terca. Yo sabía lo que quería y nadie iba a impedírmelo. Pasó un tiempo. Decidí hablar, ya no soportaba más. No podía pensar en todos y no en mi, era algo totalmente carente de lógica. Y así, hablé.
Para mi sorpresa y agrado, todo estaba yendo mejor, y me alegraba. Era sentarse y ver que ya me estaba hablando. Mi felicidad no tenía precio, parecía jamás terminar...
Lo que menos pensé fue que algún día iba a querer verme. Me pidió que nos encontremos, yo no dude. El problema era que me dejaran, por ser tan chica. Quería verlo cueste lo que me cueste. Era eso y nada más. Al saber que sí pude encontrarme, mi felicidad aumentó el doble. Esperé muy ansiosa toda la semana, que parecía no pasar más. Quería que llegara el día y que el tiempo se pare ahí.
El día había llegado. Me levanté con una sonrisa en la cara, esperando la hora para ir a buscarlo a la estación de trenes. Desde temprano, me bañé y preparé mis cosas. No fui muy complicada al momento de elegir qué ponerme. Solamente quería vestirme linda. No fue precisamente lo que hice al ponerme una camisa, con un jean y unas zapatillas gigantes. En fin, ya estaba vestida. Fui al peor lugar, pero ahí lo iba a ver, no tenía otra opción. En el colectivo, ya iba pensando en cómo sería el encuentro, cómo sería el día, cómo la íbamos a pasar. Subí las escaleras, recorrí el amplio pasillo y pude divisarlo: alto, de pelo rubio, sencillo, con su mochila y remera negras, junto con un jean. Me vio. Corrí y lo abracé. Fue muy tierno. También, algo muy de película. Durante la vuelta en el colectivo, nos sentamos y hablamos todo el camino. Recuerdo el momento en el que entramos a mi casa hablando sobre Churros con queso Roquefort. No se en qué pensábamos al decir eso. Pero fue un lindo momento, al fin de todo. Comimos, jugamos, hablamos. Al momento de hablar, nos sentamos en dos sillas frente a la computadora.

- ¡Así es como me quiero cortar el pelo! -dije mientras me puse atrás de el para mostrarle una imagen de un personaje con pelo corto (Yo lo tenía largo hasta la cadera)-.
- ¿Decís? No se, por ahí te quede lindo.
- Jajaja, sería mi sueño hecho realidad. Apoyé mis brazos en el respaldo de su silla, a lo cual respondió agarrando mis brazos, rodeándolos por su cuello, como dándole un abrazo desde atrás. Hicimos silencio por un rato, hasta que se comenzó a tornar incómodo.
- ¿Qué pasa? -me animé a decir- ¿Extrañás a tu novia? Jajaja.
- ¿Qué novia? Yo no tengo novia -dijo, con un tono de voz más sensual y lento-
- Si que tenés, con la que te casaste por Facebook.
- No, te equivocás. Yo no estoy con nadie, ya te dije que es una amiga, jajaja. ¿Celos?
- Mmm...Puede ser... -dije, quedándome casi sin palabras-.
- Mirá vos...
- ...

El silencio incomodo volvió. Hasta que...

- ¿Y vos querés estar conmigo?

Al escuchar eso, me quedé realmente sorprendida y regulando. Fue muy inesperado. No pensé que algún día me lo iba a proponer.

- ...Obvio -contesté casi sin poder hablar-.

Estaba muy feliz. Quería gritarlo. Por suerte, pude controlarme. A esta conversación se le sumó un largo abrazo. Muy largo abrazo. Lo siguió una mirada fija y un beso algo apasionado.

Empezó mi condena.