jueves, 27 de febrero de 2014

Soy tan estúpida. Estoy tan estúpida que yo ya no sé qué hacer. Ya no quiero saber más nada con nadie. Quiero vivir. Quiero ser feliz. No digo que no lo sea, pero me cuesta últimamente. Sé que me está por venir y que ahora estoy "deprimida" (por decirlo de alguna forma) y que mañana voy a estar re bien comprando un vodka o un tequila para tomar a la noche. Y sé, también, que estando a la noche con eso encima, me voy a acordar de este mismo momento, pensando "Carla, ¡por Dios! ¡qué pelotuda!".

Igual no me importa.

Yo quiero estar bien. Quiero disfrutar de mi vida. Quiero hacer otra cosa. No sé. Estoy muy cansada de todo. Cuento que estoy "deprimida" (lo sigo poniendo entre comillas porque no estoy deprimida) y los ojos se me llenan de lágrimas. Yo ya no sé.

Quiero salir. Caminar. Sola.
Quiero que me dejes de hablar, que no me rompas las pelotas.
Te amo, pero a veces no tanto.

Y solamente eso. Quiero acostarme y dormir hasta mañana, donde empiece a sentirme mejor y olvidarme que hoy me sentí mal.

BASTA! Dejá de escribirme cosas que no quiero leer, que no tengo ganas. Calmate.

martes, 25 de febrero de 2014

71 años

¡Gracias! Infinitas gracias a vos.
Gracias por hacerme ver un poquito las cosas más chiquitas.
Gracias por la felicidad.
Gracias por tus frases.
Gracias por tu sentido del humor tan particular.
Gracias por mostrar tus dientes prominentes.
Gracias por haberte dejado el bigote que te queda tan lindo.
Gracias por parecerte tanto a una deidad.
Gracias por tus dedos largos haciendo unos riffs hermosos.
Gracias por esa voz tan especial y linda.
Gracias por tu música.
Gracias.

Sos realmente tanto en mi vida actual que no me alcanzan las palabras para describir el afecto que te tengo, lo que siento cuando escucho alguna canción tuya, cuando te veo. No sé.
Sí, estaré loca, me habré vuelto esas fangirls infumables o lo que sea. Pero me encanta. Estoy tan embobada con vos que sólo te agradezco todo tu legado. Gracias, de nuevo.

Ojalá estés descansando en el más allá, cantando tu Hare Krishna, cuidando algún jardín del Paraíso. O corriendo picadas con el que se murió de Rápido y Furioso.
Gracias, infinitas gracias por todo. Me hacés más feliz que cualquier cosa.

¡Feliz cumpleaños, George Harrison!
25/02/1943 - ∞

Te amo muchísimo y sos lindo hasta comiendo.

lunes, 17 de febrero de 2014

Estaba ahí. Yo era la cosa alta, con el pelo carré.
No sé por qué siempre dijo carré, si ya no lo tengo más así.
El pelo crece. Y nosotros también.

Pero, en serio, yo estaba ahí. Con una amiga...la rubia, sí.
Y viste, creo. Bah, no sé. Estabamos muy lejos.

¡Ay! ¡Qué difícil armar esto!

El viento corría, las nubes eran suaves y no parecían esponjosas.
El tren pasaba para Retiro, pero también para Pilar.
La gente también, pero no nos miraban.
Una pared con vegetación nos tapaba la cara.
Las espaldas daban a la calle.
Una con una cicatriz muy larga y un tatuaje.
La otra con heridas de tanto rascar.

Las vías.
Esas vías desoladas, deshabitadas.
Las vías nos invitaban.
Y nos dejamos llevar sobre los rieles,
apoyando los pies y carteras en los durmientes.
Empezamos. O intentamos empezar.
Y pudimos. Pero mal.

Hasta que pasaste como el tren.
De Pilar a Retiro, asustándonos,
pero pasándonos de largo.
Y chiflé.
Como me había enseñado mi papá.
Chiflé de nuevo.
Media vuelta y tomaste el sentido contrario.
Venías de Retiro para Pilar,
pero te quedaste entre estaciones.

Nos regalamos sonrisas, palabras, gestos, miradas.
Nos regalamos un momento de paz estando a dos cuadras de la avenida.
Un momento de relax.
Y la pasamos bien. Muy bien.

¡Ay! ¡Qué fácil que hacés el armar!

¿Harás fácil el amar?
No, para mí no.
Nadie sabe. Ni yo. Ni vos. Ni la rubia.

Y de la misma manera que no sé, terminamos.
El momento de paz se limitó a unos 15 minutos.
15 hermosos minutos.
Terminaron en helados y tortillas con un gusto especial.
Ese mismo gusto que quedó perfumando la botella de agua "finamente gasificada".

Y nos encantó.
Y me encantó.
Y las ganas no van a quedar.

Tanto que me puse a escribir.
De una manera re boluda, pero me puse a escribir.
Escribir con el mismo maquillaje de hoy en los ojos,
que ya no están hinchados.
Escribir con esas ganas de repetir todo.
Escribir con el gusto en la boca.
Escribir y simplemente eso.

Escribir para expresar el impacto y las ganas.

Escribir para volver a vivir.

miércoles, 5 de febrero de 2014

No sé a dónde querés llegar. No sé a dónde te pensás que podés llegar.
No sé a dónde te pensás que podés llegar a llegar.
No sé. Pero, siendo sincera, vos tampoco sabés.
Nadie sabe. O por ahí unos pocos.
Repito, no sé.

Inhalo. Exhalo.
¡Qué buen momento para fumarme un Benson!
Sólo que está soleado, y los cigarrillos son como las tortas fritas:
van con los días nublados.
Tampoco sé a dónde puedo llegar escribiendo acá sobre lo que vos escribís.
Yo escribo, sí. Y vos también.
Quizás un tanto mejor que yo. O mucho mejor que yo.
¿Quién sabe? ¿No era que nadie sabía?

Llegar, escribir, opinar. Eso hacés. Igual que yo.
Y que todos. Pero, ¿a dónde querés llegar?
Hablando de lo que no viviste, de lo que no viste...
y no vas a ver nunca.
Ni yo tampoco. Por eso no hablo.
Ni opino.
O por ahí sí opino, pero no exteriorizo por miedo.
Por el poco respeto a lo que uno opina, piensa, dice, escribe.

Parece una dictadura interna, ¿no?
No sé. Y vos tampoco.
Porque yo soy yo. Y vos sos vos.
Como él es él, y ella es ella.
Como todxs somos todxs,
y nadie es nadie.

Todxs opinamos. Nadie respeta.
Escribimos, y nadie nos lee.
Ah, no, cierto que esa soy yo, nomás.

- Hola, dame unos Benson box y un encendedor...me olvidé el mío en casa.
Mentira, mi mamá no sabe que fumo.